El pueblo saharaui no espera a que pase la tormenta. Sus hijos e hijas bailan bajo los designios del cielo. Sus mayores aloran los recuerdos de tantas tempestades, y observan, apasionados, valuando el temple de sus retoños. Verlos bailar mientras lluve, bajo la lluvia, les calma la angustia, les llena de esperanzas. Guardan el recuerdo comprometedor de sus hermanos que ya se fueron con el deber cumplido.Tienen la vista, aunque cansada, puesta en sus hogares, en sus compatriotas que resisten al paso del tiempo y a la represión del ocupante marroquí. Adoran y oran a Dios, mirando al este; pero duermen con el ánimo hacia el oeste, desde donde les llega la brisa de su querido Atlántico.
Hoy recuerdan con orgullo aquel doce de octubre cuando sellaron su UNION frente al enemigo. Tomaron las armas obviando el presente, encarando el futuro.
Vivieron tantos intentos, nada causales, de desunión que una simple reyerta entre chavales, les pone en alerta, a sabiendas que dominan el dicho ancestral : ” QUIEN SE ENTROMETE ENTRE HERMANOS SE ESTRECHAN CONTRA ÉL “.
B.Lehdad.
