ES

Por un Sahara libre y soberano

VICENTE MAURI

El pueblo saharaui sigue siendo víctima de un injusticia histórica que se prolonga ya casi medio siglo. Desde el final de la colonización española en 1975, el Sáhara Occidental vive sometido a una ocupación marroquí que vulnera sistemáticamente el derecho internacional y niega a todo un pueblo el derecho fundamental a decidir su futuro. Es un caso paradigmático de descolonización inacabada, una herida abierta que la comunidad internacional se resiste a cerrar.

El Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui, ha mantenido con dignidad y perseverancia una lucha política, diplomática y también, en muchos momentos, armada, para hacer efectivo el derecho a la autodeterminación. Esta reivindicación no es un capricho ni un gesto simbólico: es el cumplimiento estricto del derecho internacional, reconocido por numerosas resoluciones de la ONU y por el Tribunal Internacional de Justicia. Y, sin embargo, década tras década, el referéndum prometido no llega. El retraso permanente, la inacción y la complicidad de algunos Estados han convertido una cuestión de justicia en un escándalo moral y político.

La reciente Resolución 2797 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es una muestra más. Lejos de garantizar una solución justa, perpetúa el statu quo y consolida la ocupación marroquí. Esta resolución supone un paso atrás en la búsqueda de una salida definitiva e ignora completamente el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación. Lo que cabría esperar de la ONU es que cumpliera con sus propias obligaciones y estableciera un mecanismo claro, vinculante y con garantías para organizar un referéndum libre y transparente.

Resulta igualmente indignante la actitud de la mayor parte de la comunidad internacional, cómplice por omisión o por interés. Los grandes discursos sobre la libertad de los pueblos, la paz y los derechos humanos se desvanecen cuando entran en juego los intereses económicos o geoestratégicos. Mientras tanto, miles de saharauis viven desplazados en condiciones extremas en los campamentos de refugiados de Tinduf, mientras quienes permanecen en los territorios ocupados sufren represión, censura y vulneraciones constantes de sus derechos civiles y políticos.

Tampoco el Estado español ha estado a la altura de su papel histórico. Como antigua potencia administradora, mantiene una responsabilidad legal y moral que no puede eludir. Sus posiciones cambiantes, a menudo dictadas por intereses diplomáticos o económicos, han contribuido a perpetuar una situación injusta. El gobierno español debería defender con firmeza el derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro, y abandonar definitivamente su apoyo al plan de autonomía propuesto por Marruecos, una propuesta que solo busca legitimar la ocupación y negar la soberanía saharaui. Solo un proceso de autodeterminación libre y supervisado puede garantizar una paz justa y duradera.

No se puede hablar de paz mientras un pueblo vive sometido por la fuerza. No se puede hablar de diálogo si se niega la esencia misma del problema: el derecho de un pueblo a ser libre. Cualquier proceso de paz que no contemple la autodeterminación es un fraude, una forma de imponer la rendición y consolidar la injusticia.

Los Estados miembros de las Naciones Unidas deberían dar un paso adelante y reconocer oficialmente a la República Árabe Saharaui Democrática, como ya lo han hecho numerosos países de África y América Latina. Es la única manera de otorgar legitimidad internacional a un proyecto de libertad y soberanía, y de poner fin a la hipocresía de quienes condenan con palabras pero cooperan de hecho con el régimen ocupante.

Como ciudadano valenciano, como persona comprometida con la justicia y la libertad de los pueblos, creo que la causa saharaui es también la nuestra. Lo es porque nos interpela como sociedad democrática, porque nos obliga a elegir entre la dignidad y la indiferencia. No podemos mirar hacia otro lado mientras un pueblo hermano es condenado al olvido. Es necesario acompañar, difundir y apoyar sus legítimas reivindicaciones, desde la solidaridad y la coherencia.

El Sáhara Occidental tiene derecho a ser libre y soberano. Es hora de que la comunidad internacional deje de traicionar sus propios principios y escuche, por fin, la voz de un pueblo que solo reclama lo que le corresponde: su libertad.

اظهر المزيد
زر الذهاب إلى الأعلى
ES

Por un Sahara libre y soberano

by liga time to read: 3 min
0
إغلاق