¿ ERES LIBRE E INDEPENDIENTE?
Yo soy el maestro de mi vida porque desde mi primer fracaso, mis encuentros con lo destinado y los tantos encontronazos con tóxicos transeúntes, aprendí a dominar mi voz interior que cuando la exteriorizo se vuelve actitud. Es precisamente mi actitud ante cualquier situación la que me proteje del abismo, me hace franquear los obstáculos y me mantiene vivo. Asi hablaría mi abuelo si levantara cabeza. Algo menos mi padre por la época en la que le tocó vivir. Yo podría decir nada de lo que mi abuelo o incluso mi padre. Siento que alguien o algo me ha robado parte de mi libertad, si no toda. Pienso que en esta pérdida no soy el unico. (Tal vez alguien piense que yo no sea el más indicado para visibilizar este aspecto de nuestra vida (saharauis de la diáspora); porque la mía no debería estar aquí sino en el campo de batalla contra el ejército invasor marroquí o como mínimo en los campamentos de refugiados ayudando en lo que sea. Cierto. Mea culpa. Y como siempre hay un pero; pues tengo el mío que no hago visible en las redes sociales. No obstante, tengo la disculpa del vencido: “el destino “).
¡ a lo que iba!
Much@s de nosotr@s( extensible a a toda la sociedad española) pensamos que somos independientes en nuestros habitáculos, con nuestras familias. Nada más lejos de la realidad.
Nuestras vidas no nos pertenecen porque las hemos colgado en un escaparate que llamamos “redes sociale” donde exponemos casi todo lo que pensamos, lo que hacemos y en la mayoría de los casos con fotografías personales e íntimas. Yo el que mas. Nos hemos enganchado tanto que no nos dimos cuenta que la maquinaria del consumismo nos tiene atrapados en sus redes que nos controlan desde nuestros perfiles electrónicos.
Pasa un tanto igual con nuestro bien material, el más importante; porque la mayoría lo produce con su esfuerzo y sudor diarios: el dinero. Alguien o unos cuantos han digitalizado tanto nuestras vidas que nos hemos convertido en una sociedad prisionera de su conformismo, gracias en gran medida al papel que juegan en nuestras mentes los medios convencionales de comunicación hablados, escritos y visuales. Cuando se pagaba con dinero, en efectivo, nadie que no queríamos podía saber qué hemos comprado, cuando y donde. Nadie conocía el medio que hemos utilizado para nuestro viaje, donde estamos, que comimos o bebimos, por donde entramos o salimos, etc, etc.
Ahora no se puede gozar de esa intimidad. Pagas con la tarjeta y ya queda todo registrado: viaje, destino, estancia, regreso, compras…etc. y el sistema se justifica: que si blanqueo que si dinero negro, que la tarjeta es seguridad. Bla, bla… Puede ser; pero a cambio de nuestra libertad libertad.
El final lo dejo a juicio de l@s lector@s.
B. LEHDAD.